lunes, 16 de junio de 2014

La teoría de la relatividad

Cuando menos lo pensamos, las vacaciones se convierten en un espacio liminal que establece esa línea invisible que separa lo razonable de lo imprevisible.
He andado una semana ocupado en recorrer la isla de Tenerife y, a ratos, la casualidad me ha llevado a reparar el cansancio de mis pies en la lectura de "La teoría de la relatividad. El espacio es una cuestión de tiempo". Quién sabe por qué pero me entraron las ganas de la Física sin reparar en que hace ya algún tiempo yo  mismo realicé mi propio acercamiento a la teoría de la relatividad:
"Son estos días de lluvia en los que, a fuerza de escalar y escalar mareas, el alma algo ya cansada se derrumba a mis pies. Ni siquiera su recuerdo espanta el miedo a pervivir exiliado en este territorio tan ajeno a ella. Al volver a casa, en la soledad y medio en penumbra releo ese librillo sobre la teoría de la relatividad y sigo sin comprender una sola palabra. Espacio y tiempo, qué absurdos conceptos cuando abstractos y vacíos se precipitan en la vida. No hay que entender una sola palabra de Física para sentir que hay momentos que curvan nuestra existencia, que hay seres cuyo cuerpo provoca sin remedo una fuerza en el pequeño universo que es cada vida".

(fragmento extraído de Breve inventario de magia)

lunes, 31 de marzo de 2014

Poema encontrado y vuelto a perder


De vez en cuando, uno se ve en la necesidad de hacer limpieza de todos esos papeles que siempre se guardan bajo la premisa irracional del "por si acaso". El "por si acaso", un momento poco concreto y bastante irreal ubicado en el futuro, nos lleva a acumular cantidades inabarcables de documentos, viejos apuntes, anotaciones, periódicos, panfletos, programas de teatro, entradas de espectáculos, fotocopias de manuales, papel usado para reutilizar en otro nuevo ciclo de apuntes y anotaciones.
Llegado el momento en que comprendemos que el "por si acaso" nunca llegará, lejos de arrojar todo este material sin más al contenedor de papel, realizamos esa última comprobación que nos otorgue la tranquilidad de que ninguna pieza importante de nuestra memoria se arroja al vertedero del olvido definitivo. En mi caso, haciendo la susodicha limpieza, he encontrado en el interior de un cuaderno de apuntes de los años en que estudiaba en la Universidad (no hace tanto, pues siempre he dicho que fui un estudiante póstumo) un papel con un poema. Lo he leído y no me parecido tan malo, lo único que ocurre es que es justo eso de lo que hablaba, una pieza algo polvorienta del pasado que se resiste a persistir en la memoria.

pertenecer y permanecer

quiero pertenecer a ti como pertenece la palabra al viento
que sólo se deja llevar y juntos son horizonte,
suave murmullo, ímpetu o torrente que proclama un sueño

quiero permanecer en ti como lo hace el tiempo en la memoria

quiero pertenecer a ti como lo hace la lluvia sobre el tejado de tu casa,
en una caricia corre por sus brechas y lo alivia del ritmo
cansado y árido de estaciones y sequías

quiero permanecer en ti como lo hace la huella en la arena
y moldear el instante sereno de tu pasar por la vida,

no quiero pertenecer a ti más allá de tu sincera mirada,
de tu impaciente deseo, de tu improbable silencio

(esto debe ser algo así como una edición beta que, probablemente, nunca será actualizada)

jueves, 2 de enero de 2014

Nuevo año apocalíptico

Eso es lo que propongo, en un sentido algo cómico, en el próximo lanzamiento de mi nueva obra Extraño tirando a raro, revisada y ampliada para su edición comercial. La versión definitiva contará finalmente con un tercer final alternativo, ilustraciones y mapas aclarativos y un apéndice de falsas noticias de periódico relacionadas con la historia que se desarrolla en el mismo.