sábado, 20 de octubre de 2012

Una guía extraterrestre en el bolsillo

Acaba de aparecer la edición de bolsillo de Ovni, Guía de Supervivencia. La edición corre a cargo de Books4pocket y aunque cuenta con los mismos contenidos que la edición de Berenice, para la ocasión ha sido revisada para corregir algunos errores tipográficos y de estilo que se colaron en la primera edición.

Sólo me resta recomendaros que os hagáis con una copia si aún no tenéis este libro, muy entretenido para algunos, imprescindible y revelador para otros.
Os invito a leer un fragmento del libro que reproduce uno de los curiosos casos que documentan el mismo.


"[La fuente para este caso es un fragmento del diario personal del Doctor W.J. Newman, oficial médico del ejército de los Estados Unidos, destinado en la Base de la Fuerza Aérea de Edwards entre los años 1947 a 1950. El diario fue confiscado por la CIA junto con cualquier otra prueba que hiciera referencia al caso y trasladado posteriormente a uno de sus archivos secretos en Washington D.C.. En 1975, ya fallecido el doctor Newman, un comité independiente de investigación exigió la desclasificación de las pruebas relativas al asunto conocido como “la autopsia del gris”. Pese a conseguir finalmente el acceso al expediente, se comprobó que en su mayoría, las pruebas habían sido sustraídas del mismo. El diario permaneció en paradero desconocido durante casi veinte años hasta que en 1993 reapareció repentinamente en posesión de Irving Baker, célebre ufólogo. Éste hizo público parte de su contenido, especialmente los fragmentos relativos a la autopsia del alienígena. A día de hoy el gobierno de los Estados Unidos niega la autenticidad del documento.]

[...] Nadie nos había informado sobre la naturaleza exacta de nuestro trabajo aquella tarde. Sólo nos advirtieron de que se trataba de una cuestión de alto secreto que podía afectar a la seguridad nacional. De hecho, supongo que correría un gran riesgo si alguien llegase a descubrir este diario. Nada más entrar en la sala nos quedamos boquiabiertos al contemplar el cadáver de aquel extraño sujeto tumbado sobre la mesa de autopsias. Calculé que no debía medir más de cuatro pies y medio. A primera vista destacaba el color de la piel, de un gris tenue y un brillo apagado. La textura era suave y carecía de vello corporal. La cabeza era marcadamente desproporcionada con relación al cuerpo, según el estándar humano, y en ella destacaban dos grandes ojos de tonalidad muy oscura, casi negros. No estaban protegidos por párpados sino por una especie de membranas traslucidas. A los lados se observan orificios que debían corresponder a los oídos pero exentos de pabellones auriculares. «Casi como un pequeño hombrecito a medio formar», pensé. Pero aquello no era un ser humano, de hecho no se parecía a nadie ni a nada que hubiera visto en mis largos años de profesión."